
La Reforma y los Anabaptistas – Pasos a la Reconciliación
La Reforma y los Anabaptistas – Pasos a la Reconciliación
26 de Junio 2004, Zúrich, Suiza
¿Muy tarde para una Disculpa después de 477 años?
Para la Menno-Hof newsletter, Reunión?
Por John E. Sharp, Director, Mennonite Church USA Historical Committee
Diciembre 28, 2004.
(Este es una reseña del artículo mencionado arriba)
En este año que se celebran los 500 años de la Reforma Magisterial, recordemos las cosas malas que esa Reforma hizo, que fue la ejecución de muchos de sus hermanos en la fe, por ellos no aceptar el bautismo de infantes. En 1527, se cumplirán 500 años del martirio de Felix Manz en la cuidad de Zúrich, por los Reformadores Magisteriales en dicha ciudad.
Fue la Iglesia Reformada de Zúrich que invito a los descendiente espirituales de los Anabaptistas – Amish, Menonitas y Huteritas – a una conferencia de “reconciliación”, en Junio 26 del 2004, para reconocer la persecución y la ejecución de los Anabaptistas Radicales durante la Reforma.
Los 6 líderes de los Amish reconocieron que los descendientes de la Iglesia Reformada no eran responsables por las acciones de sus antepasados. Esto es una muy caritativa acción de parte de los Amish, dado que hasta el día de hoy, los descendientes de los Reformadores Magisteriales, siguen condenando a los descendientes de los Anabaptistas, condenándolos como herejes. Esto lo he experimentado personalmente. Muchos de los descendientes de los Reformadores Magisteriales no se han percatado que los más radicales Anabaptistas desaparecieron con el debacle que ocurrió en la ciudad de Münster, y que los demás Anabaptistas espiritualistas y apocalípticos, también desaparecieron en el siglo 16.
Pero, ¿Qué llevo a la Iglesia Reformada de Zúrich a querer tener una reconciliación y pedir una disculpa? Los líderes Reformados informaron que ya era hora de que reconocieran el lado oscuro de su historia. Y por lo tanto, durante la celebración del nacimiento de su líder, Heinrich Bullinger, uno de los mas vociferes críticos de los Anabaptistas, tomaron un día para reconocer su dolor por los eventos del pasado.
Esto es lo que dijeron, “Confesamos que la persecución fue, de acuerdo a nuestra presente convicción, una traición al Evangelio y que nuestros antepasados Reformados estuvieron en error sobre esta cuestión.”
Y añadiendo a la confesión de su “traición al Evangelio,” estaban dispuestos a dar “honor al acercamiento radical del movimiento Anabaptista de ser sal y luz para el mundo como una comunidad libre de creyentes comprometidos en poner el mensaje del Sermón del Monte.”
Algo que me llamó mucho la atención, es el reconocimiento de que “Los perseguidos no olvidan su historia; los perseguidores preferirían que lo hicieran. Nosotros los representantes de la Iglesia Estatal Reformada del Canton de Zúrich, reconocemos que nuestra iglesia ha largamente suprimido la historia de la persecución de los Anabautistas.”
No solo reconocieron esto, sino que terminarían la supresión de esa historia, y revisarían su propia historia. “Es tiempo de aceptar la historia del movimiento Anabaptista como parte de nuestra historia, aprender de la tradición Anabaptista y fortalecer nuestro mutuo testimonio por medio del diálogo.”
Recordemos, que Anabaptistas recibieron su martirio en Zúrich comenzando con Felix Manz y 5 otros entre 1527 y 1532, durante la Reforma. El último Anabaptista que fue ejecutado en Zúrich fue Hans Landis en 1614. Landis era un anciano pastor y campesino, que fue amenazado a ser desterrado y perder sus bienes por sus convicciones Anabaptistas. Su respuesta fue de que ellos no podían ser ninguna de las dos cosas, pues “la tierra es del Señor, y todo lo que en ella hay.” El anciano de 70 años fue ahogado en el Rio Limmat.
Todo esto nos enseña que hay personas que aun estas dispuestas a confrontar sus errores y enmendarlos. En este mundo existen muchos descendientes de la Reforma Magisterial, que aun piden la sangre de los descendientes de los Anabaptistas, y que aprueban totalmente las acciones anti-cristianas de sus padres espirituales contra aquellos que querían servir a Cristo como ellos también. He leído a uno que dice que las persecuciones del pasado, confiscando, desterrando y ejecutando a los que profesan la fe Anabaptista, debiera de ser implementadas una ves mas. Este revanchismo después de 500 años, no dice nada bueno de los descendientes de la Reforma Magisterial. Como mencione al principio, gracias en parte las acciones de los Reformadores Magisteriales, el movimiento Anabaptista se desligo del elemento herético, fanático y apocalíptico que tenia en sus filas. No obstante, como el Catolicismo Romano hace hasta el este día echando a todos los Protestantes en el mismo saco, los descendientes de los Reformadores Magisteriales siguen en su condenación de los Anabaptistas. Los descendientes de los Reformadores Magisteriales, solo leen lo que sus primogenitores escribieron sobre los Anabaptistas, pero nunca leen a los Anabaptistas en si. De hacerlo, tendrán que afrontar, como la Iglesia Reformada de Zúrich, una muy oscura historia, que lejos de hacerles gozar por su supuesta defensa del Evangelio, se darían cuenta que lo que hicieron sus antepasados, y lo que hacen ellos mismos este día, es una traición al Evangelio, y siendo aun peor que la propia Iglesia Romana, a quien tanto criticaban de perseguir a los santos.
La muy usada excusa que los Reformadores eran hombres de su tiempo, habiendo hombres y mujeres en esa época que no creían en perseguir a alguien por lo que creía, no fue aplicable en ese entonces, y no es aplicable el día hoy. Seguir con ese odio contra una parte de la Reforma, es seguir encadenado en ese tiempo, a ese pensar, y a esa traición del Evangelio.
Que los Reformadores Magisteriales en este 500 aniversario, no solo se gocen porque su Reforma aun esta vigente, aunque en un muy reducido numero, pero que también tengan la madurez de afrontar el lado oscuro de su historia. Los de Zúrich ya hicieron el primer paso, les invito al resto hacer lo mismo. Estamos dispuestos a perdonar, como nuestro Padre ha perdonado nuestros pecados, cf. Mat. 6:14.