El día de hoy, la noticia que se ha pronunciado mucho en las redes sociales, es la muerte del predicador Myles Munroe, junto con su hija y esposa, y las demás 6 personas que viajaban con el en un avión rumbo a las Bahamas, para atender una función Cristiana. Las fuentes las pueden ver aquí, aquí, aquí y aquí.
Yo lo oí muy poco, y lo poco que lo oí, no estuve de acuerdo. Lo encontré como un promotor del falso evangelio de la prosperidad, y como alguien que no sabia dividir correctamente la Biblia. No era para nada un maestro de la palabra, mas bien, hacia una mixtura de herejías del primer siglo sobre la persona de Cristo, como otras doctrinas y creencias que no tienen nada con el Cristianismo. De que era un propagador del error y herejías, lo tuve siempre bien claro. Y para colmo, sus “doctorados” eran honorarios, no legítimos.
No obstante, solo pasaron 2 horas de la muerte de Munroe, y comenzaron los videos en internet celebrando la muerte de este. No voy a dar el link del video, pero en el, se expresan con gran gozo por la muerte de Monroe, su esposa y posiblemente también la de su hija. Se le trata de “hereje, apostata”, y en fin, otros epifitos. Un hermano dijo en Facebook que uno se alegrarían por la muerte de este hombre. Yo le dije que lo iban a celebrar en grande, y así fue desgraciadamente. El corazón del ser humano es malvado, y no tiene misericordia para nadie. Mucho menos para aquellos que detesta por X razón.
La razón por esta entrada es para examinar cual debería ser la reacción Cristiana a la muerte de aquellos que consideramos falsos maestros. Me gustaría comenzar desde el Antiguo Testamento, y lo que Dios dice respecto a la muerte de los impíos:
Ezequiel 18: 23 ¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo.
Y:
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente. (Ezequiel 18:32)
Podemos ver que el Señor Dios no se alegra cuando uno que no se arrepiente de sus pecados, o que esta errado, muere. ¿Cómo un cristiano puede regocijarse cuando uno que el o ella considera “hereje/apostata” muere? Claramente no esta reflejando la personalidad de Dios, sino mas bien, su carnalidad y vileza.
Luego tenemos el ejemplo de nuestro Señor en la cruz:
—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34)
De esto, ya debemos de tomar consciencia de cómo Jesús ruega, no solo los que niegan su doctrina, sino que lo crucifican también.
Finalmente, vemos como en la carta de Judas, el ruega por aquellos que están extraviados del camino del Señor. Esto es de interés puesto que la carta de Judas esta dirigida exclusivamente para combatir a los que tuercen la fe, y les llama dos veces muertos, nubes sin agua, etc. No obstante, casi a su final, ruega por su salvación:
Tengan compasión de los que dudan; a otros, sálvenlos arrebatándolos del fuego. Compadézcanse de los demás, pero tengan cuidado; aborrezcan hasta la ropa que haya sido contaminada por su cuerpo. (Judas 1:22-23)
Hay que tener compasión por estos individuos, no comportarnos como impíos cuando mueren, sea trágicamente, o tranquilos en su lecho. Alegrarnos por la muerte de uno que consideramos contrario a nosotros, lejos de demostrar cuanto “amamos” la verdad, mas bien, demuestra un corazón no regenerado, que aun no ha conocido la bondad y el amor de Cristo. Siguen con un Cristo que aun el Catolicismo Romano a desechado, el Cristo vengativo y tirano.
Les dejo este ultimo pasaje, para reflexión:
No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia, no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo. (Proverbios 24:17-18)