- El predicador siempre tiene la tentación de imitar a alguien que admira.
Este mal la gente lo ve y le quita credibilidad al predicador, como también
genuinidad al expositor. Para que oír a un imitador, si se puede oír al genuino.
- El predicador puede ser tentado a predicar solo temas que su audiencia quiere oír, e.g. “escatología”, “Israel”, “prosperidad”.
El predicador es llamado no a predicar un solo tema, sino a todo el consejo de
Dios, cf. Hechos 20:27.
- En el predicador, no solo se busca originalidad, sino que también madurez. Muchos predicadores pueden ser originales en su forma de predicar, o en su
composición del sermón. Esto va muy ligado al punto anterior. El predicador
debe de predicar a pesar de la oposición al mensaje de parte de la audiencia.
Conclusión:
Sepamos quienes somos en Cristo, y pidamos a Dios que trabaje através de los vasos de barro que somos.