Como todo el planeta sabe, Benedicto XVI, jefe supremo de la Iglesia Católica Romana, dimitió el día ayer dando razones de salud. Esto a desenfrenado una cascada de comentarios en todo internet, tanto, que aun trabo el Facebook ayer. Personas de toda las religiones y de intereses políticos, deportivos, científicos, están comentado del porque de la renuncia, como también viendo quien reemplazara a Benedicto XVI.
Esto es presente en las publicaciones de diarios y centros de noticias, que están viendo cuando Benedicto XVI dio a entender sobre su posible demisión no esperando la muerte, como Juan Pablo II. Aparentemente, ya había aludido a Gregorio XII, y como el demitió durante su vida del cargo de santo pontífice. Hoy muchos ven esas referencias como apuntando a lo que Benedicto XVI quería hacer con su puesto.
Es de notar que muchos han dicho que lo que el papa ha hecho es algo responsable, aun admirable, sabiendo cuando es el tiempo para renunciar el cargo. Evangélicos de todas las esferas han opinado sobre lo que este papa ha hecho y no ha hecho, como también opinado sobre quien lo va a reemplazar, como anuncia Noticia Cristiana, y Protestante Digital.
Otros, como mencione el día de ayer a Diamond, han tratado de atribuirse que ellos sabían que esto pasaría. Diamond no se encuentra solo en esta fallada practica, que se conoce en los círculos teológicos como ex eventu, o una profecía después del evento.
En Facebook, me he topado que muchos están tratando de saber de donde vendrá el próximo papa. Unos apelan que será un papa negro, de África, mientras otros dicen que ya es hora de tener un papa Latinoamericano.
Lo que me fascina de todo esto, es que supuestamente los Evangélicos/Protestantes, debemos de condenar al papa, a quien los Reformadores lo vieron como el Anticristo. Se dice que es el falso profeta una y otra ves, y que por lo tanto, no tiene nada que ver con Dios. Pero mi pregunta es ¿por qué la fascinación o infatuación con el que esta sentado en el Vaticano? Es mas, ¿porque los Evangélicos me los he topado diciendo “ya es hora que haiga un papa Latinoamericano” si esto no debe de afectar ni influir la vida evangélica de los creyentes Protestantes?
Lo que puedo deducir es que a pesar de que muchos han abrazado la fe Protestante, sigue el interés de lo que pasa, y pasara, en la antigua Iglesia. ¿Es esto bueno o malo? Por un lado, es bueno. No podemos creer que vivimos en una isla donde solo los evangélicos existimos. A Benedicto XVI se le va a recordar como una persona que trato de oír a los Evangélicos y otros que se les considera que están afuera de la comunión con Roma. Lo que voy a recordar yo es en especial su rechazo sobre la doctrina del Limbo, por no ser “bíblica”. Hubiera querido que hubiera seguido en ese camino, pero después, comenzó a restablecer la misa latina, algo que no todos vieron como un buen paso.
Lo que creo que afecta esa infatuación con el papa es que se convierte en una industria, aun dentro de las filas evangélicas, donde la especulación, la influencia de la escatología, y la multitud de leyendas urbanas que rodean al papado dan lugar a conferencias, libros, y sobre todo, que estos eventos den paso a asentar doctrina, como he mencionado, escatológica. Hay un miedo o esperanza que la profecía de San Malaquías, Obispo de Irlanda que vivió en los siglos 11 y 12, se cumplan. La profecía predice que habrían 112 papas, y luego, el fin del mundo. Benedicto XVI es el numero 111, por lo tanto, muchos esperan que el ultimo papa será el famoso papa negro, o un papa diabólico que traerá el anticristo, a quien el servirá como falso profeta.
Como cristianos Protestantes, no podemos tomar nuestra escatología de un obispo Irlandés que vivió 11 siglos después de los apóstoles y profetas bíblicos. Así como con Nostradamus, muchos Evangélicos elevan estas profecías extra-bíblicas a la altura de ser inspiradas. Sea quien sea que tome la sede de Roma, lo que nosotros estamos esperando no es un papa negro, sino que a nuestro Señor Jesús que venga por segunda ves, Hebreos 9:28. No nos dejemos seducir con algo que ni el mundo esta siendo seducido, pues esto nos quita los ojos del trabajo del que tenemos que concentrarnos, que es la predicación del Evangelio, y el discipulado de los creyentes.
¿Nos tiene que importar quien esta en Roma como obispo? Si.
¿Tiene que influir quien esta en Roma como obispo a nuestra teología? No.